Bienvenidos a mis recuerdos de Darok...

Este es un espacio que existe como un desahogo de mi alma, un lugar donde expreso lo que quiero decir y muchas veces no puedo, lo que muchas veces callo cuando quiero gritar, lo que muchas veces no hago por temor a lastimar, todos mis sueños rotos y mis esperanzas fallidas; como así también todo aquello que me hace feliz, que me da esperanzas, fuerzas, alegrías o que me hace reflexionar sobre la vida que llevo y sobre la vida que quiero llevar y sobre el mundo en el que vivimos y el mundo en el que me gustaría vivir.

Todo aquel que se anime a ingresar en lo profundo de mis pensamientos está prevenido que va a encontrar creaciones personales, recopilaciones y sentimientos muy íntimos que tal vez no logre comprender.


Con esta advertencia, al que decide seguir leyendo se lo agradezco de corazón y espero me deje una respuesta a mis palabras e imágenes; al que no, espero encuentre un espacio más acorde a sus deseos.


Muchas Gracias


Elwing...


domingo, 24 de enero de 2010

la página de mi diario de hoy...

Ahogada en un mar de lágrimas veo mis sueños desvanecerse una vez más...
Volví a tropezar con esa piedra, cometí de nuevo aquel viejo error, volví a ser víctima de un engaño en el que busqué por todos los medios hallar el amor.
Y aquí quedé una vez más, vestida de gala sobre mis zapatos nuevos, esperando en vano a mi príncipe azul. Y así ahora, como algún tiempo atrás, me quito mis zapatos gastados ya de ir y venir al compás de las agujas del reloj, esperando a aquel que nunca llegó. Y así otra vez, con lágrimas negras y el maquillaje corrido, entierro las esperanzas vacías que me quedan y digo adiós...

Adiós a él, y adiós a la idea de formar una familia a su lado, adiós al hombre que sentí que podría ser el padre de mis hijos.
Un adiós, o al menos un retraso al único sueño que anhelo más que volver a pisar el salón blanco de Darok de la mano de aquel que me fue quitado.
Pero poco a poco voy descubriendo que mis sueños van de la mano, porque el único que puede darme aquello que más deseo, es precisamente aquel a quien me gusta recordar en soledad, aquel que me llevará de nuevo al mágico mundo de Darok... aquel a quien solía llamar Tod...

elzzirdut

sábado, 23 de enero de 2010

Amor...

Cuántos golpes nos da la vida, cuando creemos que todo es perfecto nos demuestra que siempre hay razones para llorar, y cuando creemos que nada puede ser peor nos vuelve a golpear con su omnipotencia, demostrándonos que sólo somos títeres en un juego milenario que se repite una y otra vez, y en el que todos cumplimos el mismo papel.
Y su principal herramienta es aquello que a muchos nos gusta llamar “amor”; que aquel que nunca se halla enamorado tire la primera piedra y diga que miento. Todos llevamos el estigma del primer gran amor grabado a fuego en el alma, aquel amor de la adolescencia (o quizás un poco después) donde se nos muestra un mundo hermoso al que entramos sin dudar y que nos atrapa en telarañas de dulzura y nos atormenta con lágrimas innumerables, esperanzas fallidas y corazones rotos… un mundo del que pasamos gran parte de la vida intentando salir, en la mayoría de los casos sin éxito.
Y cuando logramos mirar adelante y continuar, con la espina del amor clavada, envenenando para siempre nuestro corazón, con la esperanza de quizás encontrar a aquella persona con la que compartir el resto de nuestras vidas, la vida nos golpea una y otra vez colocando en nuestro camino a esos seres mágicos que nos envuelven en sueños y promesas y que cuando abrimos el cofre y le entregamos por fin ese corazón maltrecho, remendado, herido de muerte en tantas ocasiones, lo apuñala con una simple frase como “sos una mina buena y no quiero tomarte para la joda porque no lo merecés, no se va a cortar la relación, pero no quiero hacerte sufrir”. Y volvemos a hundirnos en la más profunda oscuridad, ahogándonos en llanto, caídos con las alas rotas y ya sin aliento, sin ya ganas de seguir, muertos en vida…
Pero afortunadamente existen en nuestra vida muchos seres que con su magia iluminan nuestro camino y nos extienden eternamente su mano para levantarnos y recostados en sus hombros seguir caminando, algunos los llaman ángeles, otros los llaman amigos, yo los llamo estrellas, las estrellas que cada noche me demuestran que no estoy sola y que aún en la más profunda oscuridad siguen brillando, iluminando mi camino, iluminando mi vida…
Quizás algún día aquél amor verdadero llegue a mi vida, quizás no, sólo me queda seguir esperando, luchando bajo la bandera de la esperanza para poder hacerle frente a esta vida sin dejarme vencer ante las incontables adversidades que me presenta día a día. Porque tal vez nunca lo encuentre, tal vez ya lo encontré y lo perdí, tal vez me espera a la vuelta de la esquina, pero el único remedio, la única manera de sobrevivir a esta enfermedad universal llamada “amor” es la esperanza, la esperanza de ser feliz…

Para vos amiga, porque ambas sufrimos la misma historia que muchas otras damitas víctimas de este asesino silencioso llamado amor, y porque nos tenemos la una a la otra y así nunca estaremos solas…

lunes, 11 de enero de 2010

Al señor de la música prohibida


Sin inspiración… con lágrimas en los ojos y el corazón oprimido por este sentimiento que tantas veces me atormentó y que hasta ahora no puedo dilucidar…
Soy un escarabajo que zumba y baila alrededor de su luz, y aunque me quemo y me ciega, su hechizo me impide alejarme hasta que finalmente, cansada, caigo…
Las lágrimas comienzan a aflorar junto con los pensamientos más profundos y poco a poco se alejan de mi interior y se hacen visibles en esta hoja de papel.
Y danzan en mi mente sus imágenes, la de aquel poderoso fuego que me atormenta y que aunque lo intento, de verdad lo intento, mi corazón se resiste a dejar ir… ese fuego que camina al lado de otra dama de la noche, iluminando su vida como en ese fugaz beso iluminó la mía. Ese señor de la música que con cada nota que teje apuñala mi alma, esas notas que alguna vez fueron mías, esas notas que me dieron la vida y ahora me matan poco a poco.

Y aún así mi alma se resiste a la idea que nuestros caminos sólo se cruzaron un momento, una vez, y que continuarán paralelos pero nunca juntos hasta el final; porque aunque el destino nos permita elegir, aunque con todo mi ser lo ame, así está escrito y así será… porque el destino lo quiso así… y porque sólo fui un compás en la sinfonía de su vida…