Bienvenidos a mis recuerdos de Darok...

Este es un espacio que existe como un desahogo de mi alma, un lugar donde expreso lo que quiero decir y muchas veces no puedo, lo que muchas veces callo cuando quiero gritar, lo que muchas veces no hago por temor a lastimar, todos mis sueños rotos y mis esperanzas fallidas; como así también todo aquello que me hace feliz, que me da esperanzas, fuerzas, alegrías o que me hace reflexionar sobre la vida que llevo y sobre la vida que quiero llevar y sobre el mundo en el que vivimos y el mundo en el que me gustaría vivir.

Todo aquel que se anime a ingresar en lo profundo de mis pensamientos está prevenido que va a encontrar creaciones personales, recopilaciones y sentimientos muy íntimos que tal vez no logre comprender.


Con esta advertencia, al que decide seguir leyendo se lo agradezco de corazón y espero me deje una respuesta a mis palabras e imágenes; al que no, espero encuentre un espacio más acorde a sus deseos.


Muchas Gracias


Elwing...


lunes, 30 de julio de 2012

Sol


Camino una senda sinuosa y oscura, bajo una garúa constante que me confunde y me hace perder el paso. Pero entre la niebla espesa que cubre mi vida puedo distinguir una luz… un punto en la distancia apenas, y hacia ese punto camino.
Y más me acerco, paso a paso, esa pequeña estrella se va convirtiendo poco a poco en un brillante sol, y quedo paralizada ante su esplendor, y así, poco a poco la niebla se dispersa y mi corazón respira y vuelve a latir con su luz, con la fuerza vital que esa energía solar hace correr nuevamente en mis venas.
Y un poco cegada me acerco a ese sol y, aunque millas y millas me separan aún de él comienzo a ver su verdadera esencia, y descubro que ese sol no es un sol, sino un dios alado que se ocultó durante años tras un nombre falso. Y totalmente fascinada sigo caminando.
Y a medida que me acerco noto que mi dios alado está herido, agonizante casi, sufriendo en el piso con las alas rotas e incapaz de notar cuánta luz y cuánto poder reside aún en su interior. Y sin miedo me acerco a él, y en un segundo de ensueño acaricio su rostro herido, empapado en lágrimas y en una mirada atraviesa mi alma, y ya no hay vuelta atrás.
Y así se sella mi destino, nuestro destino. Y en un sueño mi vida da un giro y las dimensiones se unen, ya no distingo la fantasía de la realidad, mi dios es humano y es un dios y yo soy su sierva y su compañera, soy su amante y su amiga. Y lo beso, y lo amo, y me hace suya, y lo hago mío, y nos hacemos nuestros.
Y en ese momento despierto, miro mis manos vacías, lo busco en mi cama, estoy sola. Miro por la ventana, el cielo está azul, una suave brisa mueve los árboles, y yo continúo así mi vida, bajo un sol que no me da calor ni es capaz de romper la niebla que cubre mi alma. Y todo pierde sentido, sólo hay un deseo en mí, encontrarlo a él.

Y a través de una ventana que separa continentes te descubro, amigo, maestro que durante años cuidaste de mí entre velos. Y en tus ojos descubro esa luz que en mi sueño irradió mi dios antiguo, y puedo ver tu dolor, y puedo verte llorar en silencio. Y te prometo amor mío desarraigar de tu alma todo ese dolor y colocar en su lugar todo el amor que esta simple humana puede brindarte. Y aunque el camino es duro, casi insondable, sigo caminando, luchando. Yo sanaré tus alas y en tus brazos me llevarás a volar hasta encontrar juntos nuestro lugar en el mundo, ese lugar donde podamos ser felices sin pero alguno. Donde seamos uno.
Porque mi alma es tuya, y algún día tomarás mi cuerpo para dejar en él tu marca antigua y para hacer de esta esclava, tu propiedad absoluta.