Ira, indiferencia, dolor…
Nuevamente en grupo, nuevamente sola…
Rodeada de gente que no me comprende y que de a poco descubro que el vínculo que nos unía se resquebraja como las cicatrices que deja en la tierra una profunda sequía.
Marcas, cicatrices que perduran para siempre en mis muñecas y mi corazón y que se dejan adivinar en mis ojos tristes.
Historias abiertas a aquellos que quieran escuchar, a aquellos que sepan ver. Historia que mantengo para siempre dentro mío, en la oscuridad.
Ser incomprendido y solitario de la noche resulto ser, heredera de la lucha eterna y de la magia de los seres de la oscuridad y de las profundidades de la noche.
Decepciones… seres del día que resultan cambiantes como la marea e impredecibles como las olas del mar. Personas en quienes confié, personas que amo que siento cada vez más distantes, que veo alejarse de a poco al mirar atrás…
Y de a poco también vuelvo a estar sola, mirando correr el reloj biológico y viendo en cada grano de arena un sueño que pierdo segundo a segundo… lucha tras lucha… lágrima tras lágrima…
